
Aldemaro Romero es un joven venezolano, nacido en el Estado Falcón hace 25 años. Llegó a Colombia cuando tenía 20 y está radicado en Riohacha, Guajira. Debido a su espíritu emprendedor y de colaboración constante hacia sus compañeros migrantes, se ha vinculado a la asociación Salto Ángel, con sede en esa región del país. Y fue precisamente a través de ella que Aldemaro supo acerca de la convocatoria de jóvenes LISA.
“La vi y pensé que era para mí, por ser líder. Además, por la posibilidad de participar siendo venezolano. Hay que estar buscando opciones, otras maneras de poder cumplir tu visión y tus sueños”.
- ¿Cuál es su proyecto y por qué lo eligió?
El proyecto con el que me presenté se llama ‘Talento de calle’. Esta es una academia de baile urbana, ubicada (como dice su nombre) en la calle. Allí he visto muchas necesidades: hambre, violencia, pobreza. Y he sido testigo de cómo esto afecta a otros venezolanos. Así que decidí que la mejor forma de ayudar era regalar la danza como posibilidad. Quiero que cada ser humano sea una mejor persona.
- ¿Qué tiene la danza que contribuye a los jóvenes?
Yo trabajo muchos métodos, entre ellos la danza teatro, gracias a la enseñanza que me dio un amigo coreógrafo llamado Joel Sierra. La idea es que a través del movimiento se puedan mejorar las emociones, al narrar las experiencias más fuertes con el cuerpo. De este modo, mi proyecto alienta a que las personas identifiquen sus problemáticas, las reflexionen y las cuenten. Yo les digo que se suelten, que se confronten, que así podrán superar sus problemas gracias al baile. Porque si no se sueltan no podrán llorar ni reír. Te hace daño no estar en control de tus emociones. Solo cuando te sueltas, controlas. Y cuando controlas, empiezas a sanar.
- ¿Qué lo motiva para colaborarles a otros?
Me preocupo por las personas, en especial por aquellas que habitan en las calles. No quiero formar atletas ni bailarines profesionales, solo deseo ayudar a la mayor cantidad de seres humanos que pueda.
4. ¿Por qué la danza?
Bailo desde los cuatro años, es algo que mis padres me inculcaron desde niño. Mi papá fue doctor en matemáticas y mi mamá, profesora de biología. Por eso llevo en mis raíces el amor por la enseñanza y por el arte. En Venezuela, por ejemplo, participé en el programa Fama, un concurso a nivel nacional. En mi país, en general, trabajé en eventos. Por eso, cuando llegué a Colombia comencé trabajando en eso. Me he especializado en danza clásica y contemporánea, hip hop, salsa, etc. Todos los aspectos de mi vida tienen que ver con el baile.
5. ¿Cómo descubrió que era líder?
Me considero un joven líder porque soy capaz de ver las inseguridades de los demás para convertirlas en posibilidades. Deseo que los otros superen sus miedos de la manera en que yo lo hice. Mi sola experiencia como migrante es prueba de eso: pude rendirme, pero decidí levantarme. Dar ejemplo es la mejor forma de liderazgo.
Por eso, el programa LISA me permite ser un mejor líder. Ha revivido y estimulado en mí toda la creatividad. Además, te hace reflexionar sobre tu papel en la sociedad. Es innegable que existe la xenofobia y me ha pegado fuerte en algunos momentos, pero LISA es la prueba de que solo unos pocos la ejercen. Para mí, que en este país me den estas oportunidades es algo que me conmueve y me hace más fuerte; me siento completamente agradecido con todos.
6. ¿Cómo le ha contribuido en su objetivo pertenecer a LISA?
Entre las materias que he aprendido, ‘Tendencias digitales’ es mi favorita. La necesitaba, ya que yo no sabía nada de marketing. No he tenido tiempo de estudiar esa área en mi vida y me emociona hacerlo. En el pasado había cursos que eran “gratis”, pero luego resultaban no serlo. En cambio, el programa LISA sí me ha dado toda esta formación sin pedirme nada a cambio. Cursos que me permiten identificar cómo mejorar mi academia, cómo promocionarla y cómo conectar con mi público. Todo esto me emociona.
Sobre el Laboratorio de Innovación Social Adaptativo (LISA)
Este, busca contribuir a la reconciliación por medio de la alineación de los proyectos en los municipios y el desarrollo de capacidades para contribuir a la solución de las problemáticas existentes. Estos enlaces juveniles tendrán las capacidades necesarias para fomentar el empoderamiento social y económico, además de la generación de redes de contacto llevando a la promoción de acciones de concientización y movilización que contribuyan a la seguridad y a la convivencia de los territorios; de esta manera se logre la generación de acciones de transformación social y personal.
Sobre el Programa de Alianzas para la Reconciliación de USAID y ACDI/VOCA
Es una iniciativa de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y ACDI/VOCA que promueve alianzas transformadoras para generar acciones de movilización e integración económica, social y cultural en 24 municipios y ciudades con mayor presencia de población migrante venezolana, y de gran importancia para la reconciliación. Además, buscan resaltar la importancia de la memoria e identidad como herramienta de transformación y crear agentes de cambio inspirados en cuatro pilares: Confianza, Respeto, Empoderamiento y Diálogo.